Destiny's Children: A Legacy of War and Gangs

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La historia de Jessica, Part 1

Cuando conocí a Jéssica Díaz por primera vez, fue dentro de una correcciónal de menores en Ventura, California. Ella me contó sus recuerdos de El Salvador. Desde la ventana de su casita, Jéssica vió el tiro de gracia que le dieron a su papá los soldados del ejército salvadoreño. Entonces, ella tenía tres años.

Desde ese día, ella es perseguida por las memorias de otras muertes violentas.

En El Salvador el negocio de la familia Díaz es hacer ataúdes. Un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha levanta la tapa del ataúd que él había lijado en memoria de su “homeboy” muerto, Úlises Díaz. Hace una pose con señas de su pandilla en la ventanilla del ataúd.

Sonia, la hermana por parte del padre de Jéssica, se viste con una camiseta conmemorativa de la muerte del hermano de las dos.

En El Salvador, Sonia Diaz, hermana de Jéssica, le pega fotografías a su espejo: un altar de las tragedias de su familia. Las fotografías muestran a su difunto padre, asesinado por soldados; su hermano muerto en guerras de la mara en Los Angeles; su hermano Victor encarcelado en Mariona en El Salvador y su hermana encarcelada en California. Sonia es la única de los hermanos que no fue a Los Angeles. Es también la única que no (es miembro de la) se integro a una mara.

El vendedor de drogas de su barrio convenció a Jéssica de participar con él en un robo bancario, cuando ella estaba enloquecida por “crack”. “El me había dicho que con el dinero podíamos huír lejos. Yo odiaba mi vida. Queria escapar a lo más lejos posible.”

Ella fue arrestada.

La familia y los amigos recuerdan el asesinato de Úlises Díaz pero sus amigos de la pandilla lo conocian como “Indio.”

“Snapo” recuerda a su amigo Úlises (“Indio”) con un tatuaje.

Todavia Victor todavía no logra hablar sobre la muerte de su papá. Victor tenía seis años cuando vio a los soldados salvadoreños asesinándole. Los tatuajes dicen: “En memoria a mi padre Victor” y “En memoria de mi hermano Úlises.”

Recordándo todo, Jéssica quiere romper el círculo vicioso de violencia que ha atrapado a su familia. Ella quiere una vida mejor para su hijo Carlitos. Por eso, se dedica a seguir el programa en Ventura, estudiando, asistiendo a clases para padres y leyendo libros que le inspiran.

Jéssica abraza a su mamá Carmen y su hijo Carlos, durante el día de visita en la correccional Ventura.

Carlitos sostiene un cuadro con la foto de su tío Úlises.

A veces teme que no lograra hacer un cambio.