1993: Muerte de Pablo Escobar en Colombia

Pablo Escobar no necesitaba campañas costosas de publicidad para abrir el apetito de la cocaína en Estados Unidos. La economía de un mercado capitalista y la cultura estadounidense del consumidor le brindaban a Escobar un sistema que lo haría multimillonario. Al ser Escobar el enfoque principal de EE UU en la guerra contra las drogas, la política estadounidense sólo animó sus ambiciones asesinas, y como resultado se intensificó la violencia relacionada a las drogas.

La Muerte de Pablo Escobar, por Fernando Botero, 1999.

El 2 de diciembre de 1993, mientras trataba de huir con sus guardaespaldas, Escobar fue matado en un combate armado cuando las autoridades colombianas penetraron a los techos de uno de sus escondites en Medellín. La muerte del padrino de drogas que había construido canchas de fútbol en los barrios más pobres de Medellín, se convertío en icono no sólo en su ciudad natal, sino por toda América Latina.

Hasta la fecha, Escobar es un recuerdo nostálgico como el símbolo heroico para la gente pobre de Medellín. Su muerte no cambió la exportación de la cocaína a Estados Unidos. Es más, algunos académicos, historiadores y periodistas han discutido que su muerte sólo extendió los tentáculos corrompibles y las ganancias del tráfico de drogas más profundamente en las sociedades de Colombia y de Estados Unidos.

Los reporteros investigadores en Colombia y Estados Unidos alegan que la alianza paramilitar asesina ultra-derechista del líder Carlos Castaño, la cual ha causado brutalidades contra miles de campesinos colombianos indefensos, ha sido financiada con el tráfico de drogas. Antes de convertirse en comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Castaño era miembro de los PEPEs (pueblo perseguido por Pablo Escobar). Este grupo estaba asalariado por uno de los carteles de drogas rivales de Cali, Colombia, y estrechamente ligado a la agencia anti-drogas estadounidense (DEA) en la búsqueda de Escobar. Los PEPEs mataron a casi toda la infraestructura de Escobar en los meses que se allegaban al combate final. En el vacío que produjo la muerte de Escobar, una red más amplia de integrantes al crimen organizado surgió para acapararse del poder y apropiarse de los despojos de la guerra contra las drogas. Como si fuera poco, esto también atrajo a los grupos guerrilleros izquierdistas de Colombia a la red corrupta de la producción y tráfico de drogas para financiar una guerra que originalmente había estallado con motivos de mejorar la justicia social.

En los ochenta, reporteros investigadores escribieron sobre la influencia corrompible de una cultura sin regulaciones de distribuidores “empresarios ilegales” en el sistema bancario estadonunidense que sólo abrió sus puertas al crimen organizado y lavado de dinero de las ganancias de drogas. En la actualidad, casi todo el reportaje del crimen está enfocado en el nivel de la calle – la guerra contra las pandillas y el crimen relacionado a los drogas en barrios urbanos de bajos recursos. Este enfoque, ¿será acaso una forma de ocultar otra actividad criminal?

Enlaces: